
“Cabría preguntarse si no es urgente desenmascarar el empleo eufemístico que reciben términos como multiculturalismo, interculturalidad, diversidad cultural, etc., tras el que podría reconocerse la acción de ideologías de marcaje y exclusión de seres humanos inferiorizados.”
Manuel Delgado. Antropólogo
Lucía vivía en una chabola en la zona minera vizcaína, no sabía apenas leer con casi catorce años años que tenía. Venía todos los días a clase. Un día le conté la historia de una chica llamada Lucía a quien un antiguo novio le había escrito un poema, aquel chico aún la quería e incluso el mismo día de su boda, con otro hombre, la llamó para confesarle lo que aún sentía por ella. Le di el poema, a times new roman doce puntos. Lucía, la de la zona minera, leyó aquel poema despacito, pasaron los días y cada vez lo leía con más fluidez. Llegó el día en que declamaba aquel verso de memoria.
El último día de clase de aquel lejano curso le dije:
- Lucía, tienes que escuchar esto.
En la pantalla se proyectaba un vídeo de Youtube con la canción “Lucía” de Joan Manuel Serrat. Cuando comenzó “vuela esta canción, para ti Lucía…” sus ojos se me posaron con una ternura, difícil de olvidar. Esas miradas grandilocuentes son las que echo de menos, ahora que no trabajo con adolescentes.
Muy cerca de donde actualmente vivo, frente a las tapias traseras del cementerio San Fernando de Sevilla, aún perdura el asentamiento chabolista más antiguo de Europa.
Los menores de este asentamiento están escolarizados en diversos colegios hispalenses, una gran parte en el CEIP San José Obrero, situado en un barrio de acogida de inmigrantes. Cuando conversé con Miguel Rosa, director del centro, el cincuenta por ciento del alumnado, unos doscientos de cuatrocientos, eran de origen extranjero, de en torno a unos treinta países. Cuando entras en el centro te recibe un mapa mundi en el que están colocadas diferentes banderas en los países de los que procede el alumnado. Un mapa lleno de banderas en los cinco continentes. Para Miguel esta diversidad enriquece y es la mejor de las situaciones que se puede dar en un aula. Ni el centro, ni el barrio están presentes en medios de comunicación por conflictividad, la zona de Macarena y Polígono Norte es una zona donde ha llevado una inmigración de golpe, pero los centros educativos han sabido dar respuesta a esta nueva realidad y se han sabido aprovechar de esta nueva circunstancia. Entre muchas de las actividades que realizan pusieron en marcha “Un mundo de cuentos” en el que familiares de los alumnos cuentan cuentos en su lengua materna. Como base existía un trabajo importante en torno al cuento y la lectura como referentes de trabajo, siendo la biblioteca un espacio donde gira toda la riqueza de lenguas del colegio. Lo que comenzó siendo colaboraciones testimoniales en el aula, se convirtieron en actividades en el centro. Grababan el cuento y lo subían a la página web del colegio, dando mayor visibilidad a estas acciones. La idea consiste en que los mayores cuentan su cuento en su idioma y posteriormente lo cuenten en español, en ocasiones son los propios hijos los que ayudan a traducir ese cuento ya que algunos tienen dificultad para expresarse en la lengua vehicular. Se dan situaciones muy curiosas cuando niños escuchan cuentos en idiomas diferentes al suyo, por ejemplo el chino,la sonoridad distinta, la entonación… Les acerca a un mundo para ellos desconocido. No entienden nada pero están muy atentos porque escuchan la risa o escudriñan los gestos del cuentacuentos. Pero no se limita al cuento, quien narra cuenta antes quién es, de dónde viene, qué hacía antes en su país… Miguel suele incluso buscar en el Google earth la casa en la que vivían, siendo este aspecto muy emotivo. Miguel recuerda con agrado un momento en el que vieron una aldea nepalí entre montañas y la emoción de la mujer que había contado el cuento al ver su aldea en la pantalla. La utilización de los recursos tecnológicos al máximo es una premisa en este colegio hispalense.
Este tipo de dinámicas permiten que la multiculturalidad que existe en el barrio se convierta en una interculturalidad en el centro. No hay una diferenciación por etnias o razas, la mezcla es tan pura que la naturalidad invade toda relación humanizada por encima de prejuicios.
En estos centros, y en cualquier centro, es precisa la unión entre estamentos. Rosalía Fernández, miembro del AMPA del CEIP San José Obrero, participó en el programa Más Escuela Pública y aseguraba que la unión entre AMPA y dirección era total, ya que observan como desde el centro se vuelcan en cualquier carencia, apoyo absoluto al trabajo que se realiza. Apuntaba los lazos y vínculos que se generan en torno al colegio, por ejemplo a la salida puedes ver a un padre musulmán esperando con una madre hindú, y esperan a dos niños que son amigos, lo que les permite estrechar lazos entre familias dándose una relación rica e intercultural. Esa unidad se traslada también a la representación de padres y madres, puede ser que un inmigrante no conozca muy bien las funciones de un AMPA pero sea cercanía que se da permite que descubra, pregunte, indague y se implique. Miguel señalaba que la conexión familia-centro debe ser fluida y rica, acercándose a lo que se ha venido a llamar Comunidad de Aprendizaje. Según Ramón Flecha las Comunidades de Aprendizaje implican a todas las personas que de forma directa o indirecta influyen en el aprendizaje y el desarrollo del alumnado, incluyendo a profesorado, familiares, amigos y amigas, vecinos y vecinas del barrio, miembros de asociaciones y organizaciones vecinales y locales, personas voluntarias, etc.
Para Miguel, dar el paso de crear una Comunidad de Aprendizaje es preciso una identidad de centro consolidada previamente, algo que cuesta crear “unos cuantos de años”. En educación las cosas tienen su ritmo, y en temas como este que se refieren a cuestiones emocionales la velocidad es lenta, modificando estrategias, metodologías, implantando proyectos y programas así como el cambio de cultura del centro. Por aquel entonces, 2014, este director me planteó que el trabajo de los años estaba dando sus frutos y que en aquella época el proyecto estaba maduro como para dar ese paso de constituirse en Comunidad de Aprendizaje.
Cuando un centro a priori denota dificultad por la variedad de sus componentes revertir esa imagen en una oportunidad de crecimiento es una virtud. Centros como el CEIP San José Obrero, ejemplo de buenas prácticas a este nivel, son los que nos muestran el camino.