Acompañar asesorando individualmente

Crédito de la imagen: Pixource

Arranca un nuevo curso en el blog.

Para el mundo el 11 de septiembre es una fecha cargada de acontecimientos históricos. A nivel personal también lo es para mí. El 11 de septiembre de 2001 trabajaba en dos residencias de ancianos desarrollando sendos programas de animación sociocultural, por las mañanas intervenía en la Residencia Conde de Aresti y por la tarde en la Residencia de la Misericordia de Bilbao. Cuando salí por la mañana puse la radio en el coche y escuché decir a Iñaki Gabilondo que una avioneta se había estrellado contra una de las torres gemelas. Durante la comida en la televisión contemplé la realidad del asunto. Como todos los martes, en la sesión de tarde teníamos bingo. Mientras cantaba los números que iban saliendo el mundo se desmoronaba. Al finalizar mi jornada tenía una reunión con el director de un centro educativo al que conocía desde hace años, de hecho estaba también vinculado en los programas de las residencias. En la cafetería Oh La La de Barakaldo me propuso formar parte del profesorado del Centro de Iniciación Profesional de la Zona Minera. Dudé entre seguir en el mundo de la Gerontología en el que había empezado mi carrera laboral o cambiar a Educación en un centro de “difícil desempeño”. Opté por lo segundo. Así llevo 23 años, interviniendo en ámbitos de educación formal, no formal e informal en entornos que van desde el muy “difícil desempeño” al muy “fácil desempeño”. Este curso toca un centro complicado. Realizaré funciones de orientador de acompañamiento, al igual que curso pasado. Consiste en prevenir el absentismo y abandono escolar mediante un asesoramiento individualizado tanto al alumnado como a la familia. 

Santana Vega define asesoramiento individualizado como la relación interpersonal entre el orientador y el cliente que tiene como fin mejorar la situación de éste y tomar soluciones adecuadamente. La clave es la calidad de la relación, en la línea de lo que plantea Carl Rogers más que la técnica empleada, es la actitud del orientador y la calidad del encuentro lo que realmente determina la eficacia del asesoramiento

Sigo pensando que el propósito de la Educación es humanizar la relación.

Rescato un vídeo que subí hace tiempo a mi cuenta de youtube

A mi entender los tres ingredientes básicos en todo proceso educativo y del modelo relacional son: firmeza, cercanía y vocación. La interrelación en esta tríada la podemos ver en este vídeo enlazado, extracto de la película-documental “Ser y Tener”. En ella, un profesor francés de origen andaluz se presta a ser grabado durante su último curso. Le ha llegado la hora de jubilarse. De entre todas las relaciones mantenidas con su alumnado, la de “Jojo” (niño que obviamente sería etiquetado como hiperactivo…) se afianza a lo largo del curso. Desde el inicio, el profesor marca mucho la distancia y adopta una postura de cercanía que no anula su posición de firmeza. Preciosa la secuencia del profesor limpia las manos a “Jojo” y aprovecha para repasar el nombre de los dedos. En ella se ve un docente cercano incluso en el tacto (sentido a veces bloqueado en las relaciones profesorado-alumnado) y sonriente. Sabemos ser cercanos y el hecho de que tengamos o no vocación depende de nosotros, de nuestra sinceridad con nosotros mismos, pero… ser firme. Eso sí que cuesta, básicamente por lo difícil de ser estricto o autoritario sin llegar a romper los canales de comunicación con tu educando; marcarle un límite sin que dicha barrera se convierta en un infranqueable “muro cisjordano”.

El curso pasado fue una buena experiencia en la que pude asesorar a alumnado de tres centros educativos, realidades diferentes, procesos diversos que me enriquecieron. Este curso empiezo con otros dos centros y deseo seguir aportando en su desarrollo, previniendo el absentismo e intentando transmitir la utilidad de venir al colegio o instituto.

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