
«Queremos un espacio grande donde aprendan niños de diversas edades»
Ana Barreiro. Maestra de infantil
Ana Barreiro se formó y trabajó en Ingeniería, intervino como cooperante en diversos países, su inquietud: cambiar el mundo. Durante un tiempo se centró en adultos, pero llegó el momento de asentarse en un lugar, lo hizo en su tierra, Galicia, concretamente en Santiago de Compostela. Cuando volvió de su último destino, Tanzania, fue madre y un día llegó a la conclusión de que el mundo se cambia desde abajo. Interviniendo con los más pequeños, es la raíz de la solución. Se formó en la pedagogía de la escuela Montessori y se propuso crear una escuela.
Conversé con ella en mayo de 2015. Ana se enfrentaba al reto no solo de construir una escuela, sino también de construir Escuela. Cualquiera que se plantea construir físicamente una escuela también se plantea un modelo que la contenga. Su idea era crear un escuela que cumpliese lo que exige la normativa pero sin replicar el ambiente clásico de pasillos, aulas, sino que el ambiente fuese de aprendizaje. Esto implica que la arquitectura es importante para infantil tenían pensado un hogar acogedor donde los pequeños puedan construir su personalidad. Ana apunta que la iluminación es importante, la manera como pintas las paredes que tipo de mobiliario utilizas… En el caso de primaria la idea sería crear un laboratorio de aprendizaje cooperativo para lo cual también influye cómo organizas las aulas, los espacios… Dando importancia a los espacios grandes para trabajar en equipo sin la incomodidad de las mesas. De nuevo aparecía la idea de romper con el aula clásica.
Se le presentaban dos escenarios: por una parte la readaptación de un espacio que haya sido utilizado en el pasado y en función de la infraestructura que tuviesen podrían cambiar paredes, ventanas, decoración interior… y por otra un espacio nuevo en el que se plantearían dos grandes espacios rectangulares diáfanos, uno para infantil y otro para primaria, con un espacio en el centro como polivalente.
Todo gira en torno a la idea de ambiente de aprendizaje y se descarta la idea de aula tradicional. No lo organizarán en base a la clásica división de aula de tres, cuatro, cinco años… Sino que tendrían en metros cuadrados, lo que se exige para el número de aulas concreto e incluso más de lo que plantea la ley. Concretamente la ley exige 1,5 metros cuadrados por alumno en primaria y 2 metros cuadrados por alumno en infantil. Ana y su equipo superaría ese ratio con espacios diáfanos que podrían dividirse por zonas. Un espacio donde convivan niños de distintas edades .
La fundamentación es Montessori que sigue los principios de las pedagogías activas. Lo que aporta que sea de montessori es que ese ambiente de aprendizaje activo lo generan con una serie de materiales ya elaborados o que ellas van diseñando en función de la necesidad que precisen en cualquier momento. Está estudiado cuáles son los intereses del niño en función de su desarrollo, por ejemplo los materiales preparados para trabajar el lenguaje puede interesar a un niño de tres años, se los ofrecerían entonces, pero puede darse la circunstancia de que otro no lo quiera hasta los cinco… Los intereses están contemplados y la idea es tener la posibilidad de que se pueda atender a dicho interés en el momento concreto que sea.
Ana insiste en que en las pedagogías activas no importa tanto el currículo, lo que importa es que los niños estén a gusto, que estén emocionalmente seguros, que se sientan tranquilos, seguros de sí mismos y que puedan sentir que pueden moverse independientemente y seguir su maestro interior que les va diciendo lo que desean hacer. Si esto se permite y los niños están en esa situación de seguridad emocional va a querer aprender y comprender a un nivel que probablemente supere el estandarizados por las competencias básicas, tienen una curiosidad innata tremenda que a veces el currículo ahoga.
Es muy importante la labor de observación individual de cada niño, cómo va, cuál es su progreso. Sus alumnos no están acostumbrados a exámenes, aprenden por interés, no porque nadie los vaya a preguntar.
El cambio de ciclo por ejemplo es complicado. Alumnado que durante infantil y primaria ha sido escolarizado en un colegio con pedagogía activa tendrán dificultades de adaptación, pero no más que otros alumnos que igualmente pasan de sexto de primaria a primero de secundaria de otro tipo de centro. A priori estarían más preparados ya que se presupone en secundaria una mayor autonomía e independencia, aspectos estos que las pedagogías activas trabajan desde el principio.
En un entorno emocionalmente seguro un alumno se centrará en aprender, no en molestar al compañero con lo que el clima es positivo sin un control exhaustivo. La inercia lleva a que se dé ese espacio en el que se puede aprender y concentrarse. Se trabaja desde pequeño la independencia y la autodisciplina.
Ana tenía una visión, que básicamente es un sueño con fecha. Su idea era constituir el centro en 2016 y así fue. Ese año nacía Montessori Compostela en la antigua Colegiata de Sar, en las instalaciones contiguas de la iglesia Santa María de Sar, como colegio privado internacional de infantil y primaria autorizado por la Xunta.
Curso a curso va incorporando nuevo alumnado.
La escuela tiene más de 4,000 metros cuadrados de área al aire libre y 900 metros cuadrados de área útil para esas aulas polivalentes en la planta baja y primer piso, que generan un ambiente de aprendizaje único.
En sueño quizá surgió en una noche calurosa en África se convirtió en realidad en una lluviosa Santiago de Compostela donde se construye día a día Montessori Compostela, una escuela internacional con la visión de crear una ciudadanía intercultural.